Según el uso de la lengua

Según el uso de la lengua la traducción se divide en especializada, literaria y general. A continuación se destacan algunas peculiaridades de cada una de ellas.

La traducción especializada comprende una gran variedad de modalidades, caracterizadas por su área de conocimiento. En esta categoría se incluye la traducción científico-técnica, la económico-jurídica y un amplio abanico que puede abarcar desde la agricultura a la tauromaquia, pasando por la moda o los deportes.

Las diversas disciplinas se caracterizan por tener una terminología y fraseología específicas, por lo que es preciso que el traductor tenga nociones de la materia que traduce. Son usuarios "científicos" (humanistas, profesionales de las ciencias sociales, de la salud, tecnólogos, etc.) los que precisan de este tipo de traducción. A menudo estos usuarios (que al menos en teoría conocen bien varias lenguas), se atreven a traducir ellos mismos documentos que necesitan para su trabajo cotidiano.

La traducción literaria es la que se realiza, principalmente, sobre las obras elaboradas con lenguaje literario. Suelen ser novelas, cuentos, teatro, poesía, ensayos, biografías, cómics... Este tipo de traducción llega a un público mucho más amplio, si se tiene en cuenta que aquí se engloba toda la literatura infantil y juvenil, los best-sellers y un largo etc.

Por último, se entiende por traducción general la traducción de textos sin dificultades aparentes (sin complejas terminologías por ejemplo), como podrían ser los artículos periodísticos y obras de difusión general.

Traducción humana y traducción por ordenador

La traducción humana es la que lleva a cabo un profesional formado para tal menester, profesional que puede convertirse en intérprete o traductor en función de sus gustos, preparación y suerte.

Aunque se haya avanzado mucho en traducción automática y asistida por ordenador, lo cierto es que, aún hoy, si lo que se desea es tener una traducción de calidad, la concurrencia de los (buenos) traductores humanos sigue siendo esencial.

La traducción por ordenador la hacen sistemas informáticos, con o sin intervención humana. Se divide en traducción automática y traducción asistida por ordenador.

La traducción automática (TA). Es la realizada exclusivamente "por la máquina", a partir de un software específico de traducción automática (entre dos pares de lenguas) y la inclusión de los textos en la memoria del ordenador. La traducción resultante puede tener un porcentaje variable de fiabilidad en función del tipo de texto que se esté traduciendo (general, científico, literario...) y de la similitud entre las lenguas (por ejemplo, la traducción automática será más fácil entre el catalán y el castellano que entre el chino y el inglés).

En la traducción asistida por ordenador (TAO) en cambio, el traductor sigue siendo un humano, pero cuenta con la ayuda de un programa de traducción asistida integrado por diccionarios terminológicos y por un programa de alineación que crea correspondencias entre segmentos de textos originales y segmentos de los correspondientes textos traducidos (Presas, 2000 : 17).

Estos sistemas proporcionan al traductor las soluciones que él mismo ha encontrado previamente en otros trabajos de características similares. Por eso son útiles para traducir grandes volúmenes de textos en campos concretos de especialización, en los que a menudo puede haber frases y párrafos repetidos o muy similares (por ejemplo el lenguaje jurídico en la Unión Europea).

Según el medio

El medio para el que traduce impone al traductor unas determinadas formas de trabajar, conocer determinadas técnicas, someterse a unas restricciones específicas, etc. [4] De ahí que dentro de la traducción escrita exista esta categoría, que a su vez se subdivide en localización y traducción de medios audiovisuales.

La localización es, básicamente, la traducción de programas informáticos. En estos casos el proceso de traducción no afecta a la parte "invisible" para el usuario, esto es, los algoritmos, si no a la parte visible: la interfície, el programa de ayuda, manuales, material publicitario... hasta el contrato de licencia. En esta categoría también se incluye la traducción de sitios web.

La traducción audiovisual se divide en:

Subtitulación. Supone producir el resumen del diálogo que los actores mantienen en la pantalla y rescribirlo para que los espectadores puedan leerlo, sobreimpresionado, en dicha pantalla. En este caso el traductor se enfrenta al problema del espacio (normalmente los subtítulos han de terne tan sólo un par de líneas, con un número determinado de caracteres) y del tiempo (la permanencia del subtítulo es de unos pocos segundos).

El doblaje consiste en hacer una traducción escrita de los diálogos de los actores o de los comentarios (también orales) que acompañan a los documentales por ejemplo. El texto resultante es el que posteriormente utilizará el doblador. En este caso, la traducción se ve condicionada también por el medio: por ejemplo en una película, lo traducido deberá ajustarse al movimiento de los labios de los actores. A menudo no son traducciones fieles, sino adaptaciones del discurso oral.

La supratitulación se realiza en las óperas, para facilitar al espectador el desarrollo de la acción. Consiste es sintetizar los fragmentos de cantabile y los recitativos; esta síntesis aparece en una pantalla luminosa instalada en la parte superior del escenario o detrás de los asientos del público. Una vez más la traducción deberá ajustarse al tiempo (escénico) y a la acción que se está desarrollando.

La traducción de materiales audiovisuales incluye por ejemplo enciclopedias editadas en soportes ópticos. Son documentos que contienen tanto textos, como imágenes fijas, fragmentos de vídeo o audio, etc.

Al comienzo de este capítulo 2 se incidía en que, en la práctica, muchas de estas categorías se entremezclan entre si. Por poner sólo un ejemplo: el especialista que traduzca una enciclopedia multimedia de Medicina debe tener sin duda conocimientos sobre traducción especializada, pero también sobre las técnicas de la traducción audiovisual.

Después de todo lo expuesto se constata que: a) existen diversos tipos de traducciones; b) que no sólo se traducen documentos en soporte papel (afortunadamente para el mercado de trabajo de la traducción): hay que traducir diálogos de películas, spots publicitarios, canciones, documentos multimedia, sitios web, software, etc. Por otro lado, el papel ha dejado de ser el único medio para plasmar la traducción una vez terminada ésta.

Y tampoco es el papel el único soporte en que se distribuyen diccionarios, corpus lingüísticos y otras herramientas para la traducción. En este sentido Internet se ha convertido en un medio indispensable para el quehacer diario del profesional de la traducción. En la Red se localizan miles de recursos (no todos de la misma calidad, evidentemente); recursos que también pueden ser de utilidad para aquellas personas que, teniendo un conocimiento mediano de una lengua, deseen traducir (o al menos entender correctamente), un documento (un articulo científico, un reportaje periodístico o una sede web, etc.) para su propio consumo.