Traducción general frente a traducción especializada

El tema Traducción general es una categoría que se define de maneras diferentes dependiendo de las situaciones. Los problemas de definición parecen proceder de que esta definición se basa en el tipo de textos que se traducen, y las categorías de textos generales y textos especializados tampoco están bien definidas.

Un texto especializado es el que sirve de instrumento a la comunicación entre especialistas sobre temas de su especialidad. Según estas coordenadas se definían también las terminologías y los lenguajes de especialidad. La traducción especializada es la científica, la técnica, la económica y la jurídica.

El avance en el estudio de este tipo de comunicación ha modificado los esquemas al incorporar la variación como un fenómeno que se produce también en la comunicación especializada. En todo caso parece que la perspectiva más clarificadora y la más útil de todas puede ser la que parte de la comunicación de información especializada, comunicación que puede tener como protagonistas a combinaciones diversas (especialista a especialista, especialista a político, especialista a lego, especialista a comprador, especialista a usuario); estos tipos de situación comunicativa se realizan a través de los vehículos más adecuados (revista especializada, manual, folleto de instrucciones para usuario, informe, etc.), a los que corresponden géneros más adecuados (artículo científico, abstracto, ensayo, artículo de divulgación, etc.) y formatos que les resultan más propios, y la intersección de los parámetros de interlocutores, vehículo, género y formato con el tema sobre el que gira el evento comunicativo determina la terminología (y la fraseología) a utilizar. También se pueden encontrar en la literatura especializada otros tipos de variantes como las dialectales, las idiolectales, etc.

Asimismo se observa cierta ósmosis entre la lengua general y las lenguas de especialidad. La lengua de especialidad y la lengua general muestran ósmosis en ambos sentidos, esta ósmosis se manifiesta asimismo entre las lenguas correspondientes a varios campos especializados. Los conceptos especializados son utilizados en la comunicación tanto por legos como por especialistas. La comunicación de conceptos especializados se da entre todas las diferentes combinaciones de interlocutores que se pueden establecer según diferentes niveles de especialización. La terminología aparece en numerosos y muy diversos tipos de publicaciones dependiendo de quiénes son los protagonistas en la comunicación.

No nos sirve por tanto, por demasiado imprecisa, la definición que establece que textos generales son los que hablan de experiencias de la vida común con palabras que todo el mundo usa y que textos especializados son los que hablan de conceptos familiares sólo a los especialistas con palabras que sólo usan los especialistas de esos temas.

Prácticamente cualquier tema especializado es tratado por no especialistas en situaciones de comunicación no especializada (economía, medicina, electrónica, ingeniería, etc.), al tiempo que se puede constatar de forma constante la presencia en la comunicación especializada de elementos que se considerarían más propios de la comunicación no especializada (metáforas, variación, efectos estéticos, funciones expresiva y vocativa, etc.). Esta situación tiende a potenciarse conforme la cultura general de los ciudadanos incorpora más elementos especializados.

Dentro de los diferentes niveles o estratos de la comunicación especializada, parece sensato pensar que habría que reservar para la traducción especializada aquel en el que el emisor y el destinatario son especialistas en el tema; también parece claro que aquellos casos de comunicación entre no especialistas sobre temas no especializados o sobre temas especializados debe reservarse a la traducción general. Las situaciones de traducción mal definidas desde el punto de vista de estas categorías previas serían aquellas en las que un especialista se dirige a un destinatario no especialista o aquellas situaciones en las que un mediador del conocimiento especializado (periodista, divulgador, profesor, vendedor, publicista, fabricante, político, documentalista, redactor, traductor) se dirige a un consumidor o destinatario no especialista. Un texto de divulgación puede ser traducido en traducción general o en traducción especializada; un artículo periodístico sobre un tema científico puede ser traducido en ambos cursos, un ensayo de historia también. La especialización es pues una compleja cuestión de grado que depende de factores múltiples como los interlocutores, el vehículo de comunicación, el género, etc., y no sólo del tema. En relación a un mismo tema podemos encontrar enunciados con niveles muy diferentes de especialización.

Jean Delisle se inclina por comenzar la enseñanza de la traducción con lo que denomina «textos pragmáticos». Esta categoría se establece mediante la exclusión de los textos científicos, de los textos técnicos, de los textos muy especializados y de los textos literarios a fin de simplificar al máximo las modalidades de realización de la actividad traductora. Los tipos restantes (artículos de prensa, correspondencia general, folletos explicativos no técnicos, la documentación turística, los informes y documentos oficiales, etc.) serán los textos pragmáticos, que «sirven esencialmente para vehicular una información y en los cuales el aspecto estético no es el más importante».

Algunos enseñantes proponen trabajar con «textos periodísticos». Esta categoría de textos periodísticos no resulta operativa pues en ella pueden estar comprendidos textos de tipos muy diferentes, con problemas de traducción muy distintos (opinión, información, literarios, publicitarios, científicos, etc.). Si lo que se pretende es huir de la especialización utilizando vehículos de amplia difusión como los periódicos diarios, se suele incurrir en una selección de textos con contenidos en la cultura e instituciones extranjeras de origen que resultan muy poco familiares o totalmente desconocidos para el lector español y para el traductor, y la corrección de las traducciones de los alumnos se convierte más en una evaluación de sus conocimientos culturales que en una evaluación de su capacidad para resolver problemas de traducción en general; si lo que se pretendía es huir de los vocabularios especializados, se termina convirtiendo en el núcleo de la evaluación el desconocimiento por parte del alumno de términos institucionales muy raros o de la jerga periodística más moderna y más efímera en el país de origen.

El criterio de los tipos de texto no parece resultar por tanto muy eficaz (especialmente cuando no existe una tipología textual universalmente aceptada por los estudiosos, profesionales y profesores de traducción). De hecho, diferentes enseñantes utilizan tipos de textos diferentes en sus cursos de traducción general (textos pragmáticos de Delisle, textos literarios, combinación de diferentes tipos de textos).

Las categorías con las que trabaja la tipología de los textos son de extracción diversa (crítica literaria, análisis del discurso, géneros periodísticos, consuetudinarias) y cuentan con varios problemas. Además de su solapamiento (podemos estarnos refiriendo a un mismo texto simultáneamente como «texto general», «literario», «expresivo», «editorial» o relativo a los libros o «periodístico»), cada una de estas categorías está mal definida incluso dentro de su mismo campo. El concepto de «texto literario» es objeto de fuerte y eterna polémica y no hay consenso sobre su definición, lo mismo que ocurre para «texto jurídico» y ambas categorías pueden incluir textos cuya traducción exija planteamientos muy diferentes. Una buena parte de los textos mercantiles abordados dentro de los bloques de traducción económica se podrían tratar en el bloque de traducción jurídica y, en la práctica, ambos bloques tienen un grado elevado de solapamiento.

Sustituir el criterio de la especialización por el de la función del texto no ayuda a resolver el problema, dada la multifuncionalidad de los textos y el hecho de que no es posible concebir una función en sí, inherente, de un texto, fuera del contexto comunicativo en que se ha producido o se va a producir; reservar uno o varios tipos de función dominante para cada uno de los niveles de traducción general o especializada nos limitaría mucho en nuestras posibilidades.