Agregó 3 fotos nuevas.

4 de julio de 2015 ·

——————————— ————————————
W
———————————————————————————

..


Eres la droga que necesito para vivir,
te odio por ser mi adicción,
sin mi dosis de ti no sé si podré volver a sonreír hoy,
mañana y siempre.
Ódiame por lo que soy y lo que seré desde ahora... sin ti


Dicen que un hilo rojo conecta a dos personas que están destinadas. Cuando Alen conoció a DongWoon, había tenido la plena convicción de que el otro extremo de su hilo rojo se encontraba atado al meñique del mayor. Le había amado como nunca creyó hacerlo y si bien muy pocas veces se había sentido correspondido, a su lado había aprendido a amar y dentro de todo, había sido feliz. Feliz al poder tener la dicha de experimentar aquel sentimiento, de entregar de lleno el corazón, de anhelar la felicidad ajena por encima de la propia, sentir paz al perderse en la encantadora mirada de DongWoon y dicha al contemplar su hermosa sonrisa. DongWoon se había convertido en su mundo entero, en su alma gemela, su eterno compañero, en la razón de sus suspiros, de sus lágrimas y de sus sonrisas.

Cuando DongWoon comenzó a alejarse poco a poco de él, Alen sintió que una parte de sí se desintegraba, como su propia alma se desmoronaba lentamente conforme la distancia entre sus corazones se hacía mayor. Era consciente de que le estaba perdiendo y que nada podía hacer al respecto ¿Qué había pasado? ¿dónde había quedado la promesa de un “para siempre”? ¿por qué el mayor ya no le miraba como antes? Había un evidente desinterés en su mirada, no había pasión en sus besos ni sus caricias y nada de lo que Alen pudiese hacer impedía que el corazón de DongWoon se siguiese enfriando mientras la distancia entre ambos se hacía mayor; la ruptura era inminente y la desesperación en Alen crecía conforme la actitud de su amado era cada vez más indiferente. Cada beso, cada te amo y cada caricia eran vacías y gélidas… ¿era el fin?

Una historia de amor diferente, nacida de una extraña amistad. Todo había comenzado de manera confusa y poco convencional. En un principio, Alen había desconfiado de la confesión de amor que le había hecho DongWoon, creyendo que el mayor solo quería impedir que se enamorase de otra persona, con el fin de evitarle una desilusión amorosa, ¿pensó en algún momento que él mismo sería quien le terminaría rompiendo el corazón? ¿sus intenciones habían sido honestas desde un comienzo o solo había sido un capricho? ¿qué había significado Alen exactamente para DongWoon? ¿realmente le había amado alguna vez?

Hubieron momentos felices, hermosos recuerdos, aquello no se puede negar, pero entonces ¿qué había salido mal? ¿por qué los sentimientos del mayor habían cambiado?

Cuando Alen abrió los ojos, lo último que recordó de aquel sueño fue la imagen borrosa de un muchacho, un rostro que, si bien no era capaz de recordar, le había dejado un fuerte dolor en el pecho, una angustia que se cerraba alrededor de su corazón y le producía ganas de llorar, le producía una inexplicable desesperación, y un fuerte sentimiento de abandono. Las lágrimas humedecían sus níveas mejillas y los espasmódicos sollozos rompían el silencio de la oscura y solitaria habitación. No recordaba el sueño que acababa de tener, pero no conseguía dejar de llorar en silencio. Tenía la fecha muy bien grabada en la mente: cuatro de julio ¿qué pasaba aquel día? ¿por qué sentía aquel angustioso y desesperante vacío en su interior?

Estiró su brazo en medio de la penumbra, como queriendo alcanzar algo, o a alguien, alguien demasiado lejano como para poder reconocerle ¿dónde estaba? ¿quién era? La desesperación comenzaba a apoderarse del confundido muchacho cuando una silueta en el umbral captó su atención, sacándole de aquel extraño trance, y entonces sintió los pasos de Khail acercándose.

Había sido una pesadilla algo extraña, no lograba recordar qué había sido, pero la presencia de Khail en la habitación había disipado un poco el dolor que segundos antes le atormentaba. Se abrazó al cuerpo del hechicero y hundió el rostro en su pecho, todavía quedaba angustia en su corazón, por lo que lloró en silencio hasta quedarse dormido en los brazos del chico de cabellos dorados.

Tal vez Alen jamás sería capaz de superar el dolor de haber perdido a quien tanto amó alguna vez, no obstante, el destino había puesto a una nueva persona en su camino, alguien que, sin duda, había cambiado su mundo, alguien que día con día se preocupaba de sanar aquellas heridas todavía abiertas. Alen no recordaba a DongWoon, pero su ausencia dolía aún inconscientemente. Alen todavía tenía el corazón roto, pero cada parte de él ahora amaba a Khail tanto como alguna vez había amado a DongWoon.

En algún punto de esta historia, el hilo rojo que unía a Alen con DongWoon se cortó.